La celebración del Halloween se inició en los Estados Unidos alrededor del año 1845. Miles de emigrantes irlandeses inundaron Nueva York trayendo consigo una vieja fiesta religiosa de los sacerdotes galos llamados “druidas”, la cual gradualmente se propagó por el resto del país.
El fin del verano (hemisferio norte) marcaba el inicio del Año Nuevo Céltico y se celebraba ofreciendo sacrificios al “señor del cielo y de la tierra”(Shamain). La celebración se constituía en un día festivo el primero de noviembre llamado la “Vigilia de Shamain”. La imagen de este dios era la de un esqueleto sosteniendo una hoz o guadaña en su mano que más tarde llegó a ser conocido como La Muerte.
Adicionalmente ellos creían que en esta época Shamain se reunía con los espíritus de todos los que habían muerto el año anterior. Estos habían estado confinados a habitar en cuerpos de animales durante todo un año como castigo por sus malas obras, y en la víspera de la fiesta, el 31 de Octubre, se les permitía regresar a sus antiguos hogares a visitar a los vivos. Para proteger a estos, el sacerdote dirigía a la gente en ceremonias de adoración donde eran quemados como ofrenda caballos, gatos, ovejas negras, bueyes e incluso, seres humanos. Durante esta ceremonia la gente usaba disfraces hechos de cabezas y pieles de animales. Entonces practicaban adivinación, saltaban sobre las llamas o corrían a través de ellas, bailaban y cantaban. Todo esto era hecho para ahuyentar a los malos espíritus. Sus máscaras con sangre coagulándose y sus grotescos disfraces servirían para verse ellos mismos como espíritus malignos.
Si por alguna razón alguien olvidaba disfrazarse o no podía engañar a los demonios, había una forma de exorcizarlos: haciendo con ellos un trato de comida y fruta y proveyendo al espíritu errante albergue para la noche. Los druidas en Irlanda recorrían los vecindarios y alrededores la noche del 31 de octubre para colectar ofrendas a Satanás. Ellos cargaban linternas, bolsas de dinero y varas de cañas puntiagudas. Años después, los granjeros irlandeses, emulando la costumbre druida de antaño, iban casa por casa rogando por comida para sus antiguos dioses. Buena suerte era prometida a todo aquel que donaba, pero amenazas eran hechas contra aquellos que no daban. (“truco o trato”)
En un intento de cristianizar esta costumbre druida, el año 800 d.C. la Iglesia movió el Día de Todos los Santos del mes de mayo al 1º de noviembre. En inglés este día se llama el “All Hallow’s Day” que pronto se acostumbró llamar “All Hallowe’en”, y que pronto fue abreviado a Halloween que hoy en día conocemos.
El fin del verano (hemisferio norte) marcaba el inicio del Año Nuevo Céltico y se celebraba ofreciendo sacrificios al “señor del cielo y de la tierra”(Shamain). La celebración se constituía en un día festivo el primero de noviembre llamado la “Vigilia de Shamain”. La imagen de este dios era la de un esqueleto sosteniendo una hoz o guadaña en su mano que más tarde llegó a ser conocido como La Muerte.
Adicionalmente ellos creían que en esta época Shamain se reunía con los espíritus de todos los que habían muerto el año anterior. Estos habían estado confinados a habitar en cuerpos de animales durante todo un año como castigo por sus malas obras, y en la víspera de la fiesta, el 31 de Octubre, se les permitía regresar a sus antiguos hogares a visitar a los vivos. Para proteger a estos, el sacerdote dirigía a la gente en ceremonias de adoración donde eran quemados como ofrenda caballos, gatos, ovejas negras, bueyes e incluso, seres humanos. Durante esta ceremonia la gente usaba disfraces hechos de cabezas y pieles de animales. Entonces practicaban adivinación, saltaban sobre las llamas o corrían a través de ellas, bailaban y cantaban. Todo esto era hecho para ahuyentar a los malos espíritus. Sus máscaras con sangre coagulándose y sus grotescos disfraces servirían para verse ellos mismos como espíritus malignos.
Si por alguna razón alguien olvidaba disfrazarse o no podía engañar a los demonios, había una forma de exorcizarlos: haciendo con ellos un trato de comida y fruta y proveyendo al espíritu errante albergue para la noche. Los druidas en Irlanda recorrían los vecindarios y alrededores la noche del 31 de octubre para colectar ofrendas a Satanás. Ellos cargaban linternas, bolsas de dinero y varas de cañas puntiagudas. Años después, los granjeros irlandeses, emulando la costumbre druida de antaño, iban casa por casa rogando por comida para sus antiguos dioses. Buena suerte era prometida a todo aquel que donaba, pero amenazas eran hechas contra aquellos que no daban. (“truco o trato”)
En un intento de cristianizar esta costumbre druida, el año 800 d.C. la Iglesia movió el Día de Todos los Santos del mes de mayo al 1º de noviembre. En inglés este día se llama el “All Hallow’s Day” que pronto se acostumbró llamar “All Hallowe’en”, y que pronto fue abreviado a Halloween que hoy en día conocemos.
El Apóstol San Pablo escribió: “Todo me es lícito”(1 Cor 10:23). El apóstol se refería en esa ocasión a la libertad que tenemos de comer, inclusive lo sacrificado a los ídolos, ya que después de todo, los poderes sobrenaturales que se pretenden desatar en la celebración no tienen potestad sobre aquellos que pertenecen a Cristo. Pero a continuación de esa frase Pablo añade otra: “Todo me es lícito mas no todo me conviene”. Por tanto tenemos la libertad de hacer todo, pero ni todo conviene.
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